La cooperativa Textil Puerto Sauce obtuvo hace unas semanas un préstamo del Fondes tras ser declarada de interés nacional y evaluada como sustentable por un estudio del Inacoop. Formada por 100 trabajadores, la cooperativa de Juan Lacaze comenzó a producir en octubre de 2014, un año después del cierre de Agolán, que dejara a decenas de familias sin empleo. Muchos de los textiles que impulsaron la cooperativa ya habían padecido el cierre de Campomar en 1993, cuando más de mil personas quedaron sin trabajo.
Telas cardadas, bufandas, hilados y frazadas son la principal producción de la fábrica, que hoy produce unos 29 mil metros de tela al mes y pretende llegar a 35 mil para lograr un nivel sustentable. “El primer objetivo es coordinar en conjunto y trabajar para enmendar las debilidades que tenemos. Creemos que la industria textil puede ser rentable”, afirma Johnny Solaheguy, presidente de la cooperativa e integrante del Consejo Directivo de la FCPU. “No queremos una empresa para llegar a jubilarnos, sino una empresa en la que puedan reflejarse nuestros hijos y nietos. Darles esa certeza de trabajo, aunque por ahora tan sólo sean 100 puestos de trabajo.”
La fábrica recibirá una partida inicial de 600 mil dólares y el resto -más de un millón- se entregará conforme la cooperativa vaya cumpliendo las etapas y metas establecidas en el proyecto.
Para María Castro, directiva de la cooperativa, el principal objetivo de Textil Puerto Sauce es el trabajo que genera, aunque subraya los desafíos que implica la apuesta por la autogestión. “En Juan Lacaze hay muchas deficiencias de trabajo. Somos un pueblo muy fabril, lo único que sabemos es venir a trabajar y cumplir 8 horas como antes, con un patrón… pero ahora tenemos que cambiar la cabeza, hacer los esfuerzos y tomar este desafío con seriedad, sino no hubiéramos estado un año y medio trabajando casi sin dinero.”
Castro considera que con este proyecto se pretende dejar un legado para la comunidad de Juan Lacaze. “Somos textiles. Trabajé 10 años en Campomar, que cerró de un día para el otro. Al año y poquito abrió Agolán por medio de la Corporación Nacional para el Desarrollo, y en 2013 cerró también de forma abrupta. Fue otro golpe importante. Entonces un grupo de compañeros junto con el sindicato de Agolán tuvo la inquietud de formar una cooperativa. El pueblo se construyó alrededor de la fábrica. Lo que nosotros estamos tratando de hacer es que esto siga viviendo, que esta fábrica siga funcionando como hace muchos años.”
Fuente fotografías: TNU
Fuente entrevistas: Inacoop
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